por Antonio Donnangelo
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Introducción
Para garantizar la eficacia y seguridad de bioestimulantes, fertilizantes y productos para el control de plagasse llevan a cabo ensayos de campo durante todo el ciclo de vida del cultivo en cuestión. Desde esta perspectiva,
los centros de pruebas
certificados deben realizar diversos análisis para verificar la eficacia de estos productos y poner de relieve las diferencias entre los distintos productos probados.
En el caso de los cultivos de heno de cereales, entre los distintos parámetros que deben analizarse se encuentran la altura y la biomasa de las distintas parcelas. Actualmente, las mediciones se realizan directamente sobre el terreno para evaluar estos parámetros: la altura de las parcelas individuales se mide con un metro clásico, mientras que la biomasa de cada parcela se mide segando la vegetación y pesándola después. Todos estos métodos son puntuales, subjetivos (dependiendo de quién realice la medición) y/o destructivos, con costes y tiempo elevados.
El uso del dron como herramienta de estudio y control agronómico puede ayudar a los ingenieros a evaluar de forma más objetiva y exhaustiva además de los parámetros indicados, muchos otros, como índices de vegetación y estrés hídrico. Además, al realizar varios vuelos a lo largo del tiempo, es posible crear series temporales que muestra las diferencias en los distintos parámetros biométricos y biofísicos a lo largo del tiempo.
Estudio de caso
Por encargo de un cliente, realizamos un vuelo con dron sobre 60 parcelas de cebada de aproximadamente 10 m2 uno. La altura de vuelo se fijó en 30 metros tomando fotos RGB simples con una superposición de imágenes frontal y lateral del 85%.
Mediante el análisis de las imágenes tomadas, fue posible reconstruir modelos digitales de la parcela (DSM y DTM ) en los que se probaron diferentes productos bioestimulantes. De este modo, se obtuvo el volumen de biomasa de cada parcela individual y las alturas en cada punto (Fig.1), generando la altura media de cada parcela sometida a ensayo.
Fig.1: De izquierda a derecha: mapa RGB; mapa de alturas; mapa de volúmenes por parcela.
Desgraciadamente, unos días antes de la encuesta, el mal tiempo azotó el campo de pruebas provocando que varias partes de la prueba se inundaran. Gracias a las imágenes de teledetección fue posible obtener el porcentaje de seducción. De hecho, al considerar cualquier porción de vegetación por debajo de 60 cm como seductora, se creó un «mapa de seducción». «mapa de alicientes que se utilizó posteriormente para evaluar el porcentaje de cebada adjudicada en cada parcela de ensayo (Fig. 2).
Fig.2: De izquierda a derecha: mapa RGB; mapa Allurement; mapa Allurement en porcentaje por parcela.
Conclusiones
Gracias al uso de la teledetección mediante drones y al tratamiento de los datos recogidos, fue posible
reducir el tiempo necesario para las mediciones sobre el terreno
estimando correctamente las alturas y volúmenes de las parcelas individuales.
Se subraya que la realización de varias encuestas a lo largo de una campaña de producción permite disponer de un historial de datos válido para evaluar y dar una medida concreta de las diferencias de evolución de cada parcela a lo largo del tiempo.
Además, fue posible evaluar con precisión los daños causados por el fenómeno meteorológico que golpeó las pruebas, una función muy útil para demostrar numérica y objetivamente el porcentaje de los daños, tanto para el agricultor como para los organismos que se ocupan de la gestión de los daños en la agricultura (por ejemplo, la fauna salvaje).